wa yo no aparesi nunca en ninguna historia D:,bueno igual voy a esperar la historia para leerla como todas las qe hisiste qe me entretube mucho leyendolas xD
ya que el foro volvio atras en el tiempo (:O) posteo denuevo la historia (la tenia guardada por si algo como esto sucedia :P)
[glow=red,2,300]Prologo[/glow]
Una gran tormenta se estaba desatando sobre Imperio. El poblado estaba abandonado ya hace muchas horas, por lo que le daba un aspecto bastante solitario y siniestro cuando las ventanas se golpeaban entre ellas y las puertas se abrian y cerraban fuertemente por el viento. La luna habia sido ocultada por las nubes grises, peso ni todo eso era rival para el buen Dany que se encontraba mano a mano con CARRO.
Su sombrero estaba en algun lugar del lodoso piso bajo sus pies, producto de las pesadas gotas de agua que caian sobre la tierra. Tenia sus ojos clavados en los del bandido, y su ceño fruncido le dificultaba ver por un hilo de sangre que caia de su ceja izquierda.
CARRO en cambio conservaba una gran sonrisa en su rostro, preso de la emocion que le daba el sentir la adrenalina de la ultima batalla. Finalmente eran uno contra uno, sin extras que se pudieran aparecer
Una distancia de unos trece metros los separaba…
Dany: No tienes a donde huir…
CARRO: Ya no pienso huir, Dany. Este pueblucho sera tu tumba.
Un relampago los ilumino por escasos segundos, pero fueron suficientes para que ambos puedan verse por ultima vez. Sus ojos reflejaban la silueta de cada uno, con sus manos listas casi al borde de tocar el revolver que estaba en sus fundas.
Unos truenos que parecieron desgarrar la tierra dieron paso al acto final…
… El sonido de una bala disparada hizo eco entre las abandonadas casas y el desierto mismo…
[glow=red,2,300]CAPITULO I[/glow]
El dia transcurria tranquilamente, algunos coyotes ya habian empezado a aullar, anunciando la caida de la tarde. En Imperio todo estaba tranquilo, solo se oia la musica salir del saloon (cantina) con algun que otro grito de alegria y aplausos. Casi todo los habitantes se encontraban alli; bailando, bebiendo y jugando a las cartas, solo unas pocas personas, en este caso mujeres, estaban afuera tendiendo la ropa de sus esposos para guardarla antes que la noche caiga, ya que nunca se sabia cuando los ladrones podian llegar.
Todo parecia ir normalmente, a excepcion en la comisaria…
El sheriff se encontraba detras de su oficina, con ambos codos apoyados sobre la mesa de madera y con ambas manos sobre su cien. Su gorro marron estaba a un costado de un cenicero con varios cigarros apagados. Frente a el y observando por la ventana, se encontraba uno de sus ayudantes. Este tenia un pitillo en sus labios y tenia un aspecto pensativo mientras miraba el atardecer.
Golsilver: No es posible que aun no haya llegado nadie por la gran recompensa que pusimos…
Kaspeman se retiro el cigarro de su boca y observo de soslayo a su superior.
Kaspeman: Todos le temen a CARRO y a sus secuaces, jefe. Creo que es momento para abandonar el pueblo ahora que podemos.
Golsilver: No haremos eso, esta gente tiene todo el derecho del mundo de vivir aqui, nosotros deberiamos ocuparnos de esto…
Kaspeman: Tres contra nueve no es un numero muy… justo. Es hora de ponerse a pensar en las consecuencias, jefe. Si nos vamos ahora, salvaremos un monton de vidas, la nuestra incluida.
El sheriff se froto los ojos con clara señal de cansancio. Todo esto le estaba agotando, y en cualquier momento podrian aparecerse los bandidos. Era una carrera contra el tiempo.
Golsilver: Coloque folletos en pueblos cercanos… alguien tiene que aparecer, alguien…
La puerta de la comisaria se abrio de golpe, haciendo que ambos oficiales de la ley instintivamente se voltearan.
Kaspeman: Troland… ¿que tienes?
Troland: Ellos… el pueblo…
El alguacil se levanto de su mullido sillon, abrio sus ojos como si fueran dos platos y apoyo ambos brazos en la mesa, espectante.
Troland: Ellos estan aqui.
Golsilver: ¿Ellos? … ¿¡CARRO!?
Kaspeman: Jefe… tiene que ver esto.
Golsilver se acerco a Kaspeman quien tenia la mirada perdida por el ventanal. Troland observaba de lejos, transpirando. El sheriff no hizo mueca alguna cuando distinguio a lo lejos, en el horizonte, acercandose nueve siluetas en caballos. El sol naranja contrastaba de fondo, dando una imagen epica, aunque en esos momentos era terrorifica.